La supercomputación consiste en el procesamiento de grandes volúmenes de datos y la resolución de problemas matemáticos complejos a través de ordenadores especiales conocidos como supercomputadoras. Las mismas se encuentran compuestas por interconexiones, sistemas de E/S, memoria y núcleos de procesador.
La diferencia principal entre las computadoras que conocemos y las supercomputadoras radica en la capacidad de cálculo. Las supercomputadoras, gracias a su mayor número de CPUs, permiten realizar operaciones computacionales que no se podrían llevar a cabo con las computadoras que utilizamos en nuestro día a día.
Las supercomputadoras se utilizan para llevar a cabo simulaciones que no pueden realizarse en el mundo real tanto por su peligrosidad como por su imposibilidad física. Por ejemplo, simular de qué manera podría afectar un fenómeno natural cierta ciudad, replicar explosiones nucleares para reducir la necesidad de llevarlas a cabo en el mundo físico e, incluso, analizar cuestiones relativas a la salud como realizar cálculos epidemiológicos y modelados moleculares, entre otras.
La clave de las simulaciones a gran escala y por lo tanto de la supercomputación es la posibilidad de anticiparnos a futuros comportamientos del mundo físico y así poder mejorar nuestro accionar antes de cometer los errores, lo que implicará un ahorro económico tanto de costes como de tiempo.
La capacidad de las supercomputadoras se mide por la cantidad de operaciones de punto flotante que pueden realizar por segundo (FLOPS). La medida que se suele utilizar, al hacer referencia a las computadoras, es la de PETAFLOP. Siendo un PETAFLOP en equivalente a mil billones de FLOPS. Por ende, 1 PETAFLOP puede realizar mil billones de FLOPS. En otras palabras, una supercomputadora puede ser un millón de veces más potente que los ordenadores que utilizamos diariamente.
La contrapartida de la supercomputación es la necesidad de una gran cuantía de energía. El consumo promedio, de gran parte de las mismas, se encuentra en torno a los 250 Kw. A su vez, generan calor residual, por lo requieren refrigeración artificial, a través de sistemas, o natural, situándose en lugares con climas fríos. Por su parte, en algunos casos, se utiliza dicho calor residual para para suministrar calefacción local, lo que se puede observar, por ejemplo, en la supercomputadora del Centro Finlandés de Tecnología Informática, la cual es una de las más ecológicas a nivel mundial.
Actualmente, las supercomputadoras se utilizan en centros de investigación debido a que tanto su coste de compra como de utilización es muy elevado, pero la tecnología continuará avanzando y, con el correr del tiempo, habrá más accesos a las mismas. Recordemos que hace 30 años parecía imposible que cada hogar tenga una computadora y, al día de hoy, todas las personas llevan una en sus bolsillos. Por ende, lo mismo podría suceder con las supercomputadoras, lo que ayudaría a incontables industrias a ser más eficientes.
